31 de enero de 2014


Te busco en ese cielo tan infinito, y sólo pierdo mi mirada en la más brillante de todas las estrellas, creyendo que ahí estás vos…
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Hoy recuerdo cómo fue que decidí crear esta página, cuando la avalancha de cariño que recibió Cande y por ende nosotros superó el número de mi facebook personal, y fue por sugerencia de una amiga, una de esas que Dios trajo hasta mí en este camino tan extraño. No me gusta llamarlo siempre duro o doloroso, más bien es un camino diferente; si hubiera tenido que elegir, seguro no lo hubiera preferido. Cambiaría mil cosas por mi vida simple de antes, y mi chiquita correteando con los pelitos alborotados por toda la casa; daría mi vida, todo y más por tenerla sana, riendo con esa alegría infinita e inmensa que tanto la caracterizaba, totalmente angelada, mi Candela, luz chiquita que nunca se apaga…
Miro hacia atrás un poquito, miro hoy a mis costados, y veo tanta gente maravillosa que en cada etapa estuvo y permaneció siempre con sus palabras de aliento, con tanto cariño y la mejor de las intenciones siempre… Algunos nunca estuvieron, otros no lo suficiente, otros más se desintegraron como la arena en un reloj que deja pasar hostil su tiempo rápidamente. Cierto es que Candela dio su amor ingenuo, puro y sano a cada uno por igual porque ignoraba esas cosas que a los grandes nos hacen daño.
Mientras ella estuvo conmigo fui su voz, sus brazos, sus piernas, su «sanadora», porque mis besos le quitaban el dolor más grande, y mi pecho era su consuelo justo. Fue feliz, muy feliz, y eso, eso sí que me llena el alma…
Hoy la historia se trata de mí, de mis hijos, de mi esposo, de vivir en medio de una pérdida tan fuerte, pero sigo viendo cómo cíclicamente aparece esa gente que llega en los momentos justos como algo predeterminado, poco ortodoxo para algunos pero tan valedero para mí, porque sé que Dios sabe de cada una de nuestras necesidades por más insignificantes, frívolas o tontas que parezcan… Él sin ningún lugar a dudas tiene total cuidado de nosotros. No busqué más ayuda que la que tengo en Dios; algunos, recomendados por sus médicos, hacen deportes, artes u otras muchas cosas, a mí me trajeron a mis pies una loca posibilidad de hacer algo que es muy terapéutico y -como siempre lo hago- quiero mencionarlo porque me hace realmente bien. Obviamente, Dios está en primer lugar trabajando desde adentro, lo otro es un condimento natural para esta vida natural. Hace poco más de dos meses conocí un grupo de aero salsa, y a pedido de mi hija Karen me animé y fui. Es impagable la contención, la camaradería, las risas robadas aun en esos días «bajos»… Mi profesor, Lucho Velásquez, y su esposa Meli viven de esto ya que las posibilidades pese a sus estudios se estrechan como en todos lados… A modo de agradecimiento, yo quiero difundir su trabajo y una competencia que hará que conozcan la excelencia y pasión que ponen en lo que hacen, que me lleva a recordar lo «locamente feliz» que Candela me enseñó a ser en medio de su lucha contra el cáncer. No es por ella, gente, es por mí, es un toque de agradecimiento, un gesto de amor y retribución… ¿Les puedo dejar el link y los votan? Su trabajo es digno de ser difundido. Con todo mi corazón les agradezco el voto que se emite entrando al link, y la difusión: https://www.facebook.com/events/203888509817090/?fref=ts
¡Eternamente mi corazón con ustedes! Vero

26 de enero de 2014


Vos, chiquita, me enseñaste a ser locamente feliz…
Fuiste de la mano de David a entregarle un ramo de flores a Karen ¡caminando!, con tus ojitos desbordando alegría…
Dios sabe cómo hace las cosas. Estuviste para ver soplar las quince velitas de tu hermana que tanto te ama, de la mano de tu hermano, ¡en brazos de todos!, ¡disfrutando la música tanto, locamente, como debe hacerse, sanamente, como olvidamos hacerlo… Pero mamá aprendió de vos, chiquita, así que allá vamos… ¡viviendo otro poco!
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19 de enero de 2014


Cin y Blas, irrefutables amores de mi chiquita, supieron con mucha dedicación y amor ganarse el corazón de ella, y tanto más el nuestro. Se «bancaron» tanto como pudieron, y mientras algunos se iban, ustedes siempre estuvieron ahí, hasta el final… Candela los amaba a más no poder, y no lo digo yo, ella no se cansaba de decirlo… Tuvo hombres importantísimos en su vida chiquitina, pero sin duda Blas Galduroz fue su gran y primer amor. ¡Qué trío! Cande lo compartía con Cin («hemosha…»), a quien peleaba de continuo, pero a quien llamaba siempre junto con Blas ¡y nunca olvidando sus nombres! «Tau maaa», me decía cuando se iba con ellos… Hoy la que dijo «tauu» fui yo… Pichones de la vida que van creciendo (eso demuestra que no soy tan joven como parezco), ellos fueron lejos a buscar nuevas oportunidades, nuevos horizontes juntos, y les deseo tanto, pero tanto, tanto, lo mejor… Qué meses tan extraños los últimos, cuánta mezcla de sentimientos… ¡pero bravo!, ¡no se detengan!, ¡desplieguen las alas y échense a volar! Descubran cosas nuevas, derriben obstáculos, conquisten… ¡el mundo es suyo!
No sé si fui tan sabia como Cande en decirles cuánto los quiero…, mucho, mucho, hasta el cielo y las estrellas ida y vuelta, infinitas veces… Quise buscar una foto ¡y había cientos! Quise elegir la mejor, y no pude, son tantos baños, juegos, sueños, besos, pintadas de uñas de todos colores, tanto, tanto… Pero me quedé con éstas, y las que guarda el corazón… Chicos, ¡lo mejor para los dos! Pronto volveremos a vernos… ♥
…………………
Me van a hacer falta, después de tanto…

12 de enero de 2014



Ella es Lucía Carriqueo. Tiene diecisiete años, y padece una leucemia linfoblástica aguda. Lucía es de Viedma, y se encuentra luchando como tantos de nuestros chiquitos, sin dar tregua a esta enfermedad. La conocí un día en el hospital cuando llevé los regalos que ustedes trajeron para los pequeños ¡que fueron tantos, que junto al dinero alcanzó para que también tuvieran su regalo de Reyes! Por esto ¡mil gracias! ¡Pintamos un par de sonrisas!
La historia de Lucía es como la de tantos chicos oncológicos que en mayor o menor medida son víctimas de los retrasos y los «esquives» de pago y cumplimiento de las obras sociales. Ella desde Viedma recibe alguna que otra ayuda, pero la realidad es que los papás (como los de otros chicos que son derivados desde lejos) tienen que alquilar una casita o departamento porque es mucho el tiempo que pasan yendo y viniendo del hospital. En el caso de Lucía trabajaban ambos, pero su mamá quedó desempleada por estar cuidando a su hija; su historia es conmovedora y no sé si tengo las palabras justas para contar sin grandes detalles muchas cosas que esta familia en muy poco tiempo sufrió y que los afecta a todos (¡lamentablemente siempre!) en lo económico. Verónica, la mamá de Lucía, es hermana de Yanina de Yuliis, quien fuera asesinada cuando llevaba a sus hijos a la escuela Paulo VI de la localidad de Viedma, de ocho tiros por la espalda; este suceso fue muy conocido y sucedió no hace mucho tiempo (marzo de 2013). Los chiquitos momentáneamente están siendo cuidados por la familia, además de otros dos hermanos que tiene Lucía, y un solo sueldo para sostener a todos torna más complicada esta situación. La obra social cumple con lo oncológico y con algunas cosas como la ayuda del alquiler (algo que en el caso de Elio Ullúa no sucede), pero lo oncológico es estrictamente dentro del hospital, y no se imaginan la cantidad de medicación y otros insumos (tan básicos como un alcohol en gel o barbijos, o cosas muy costosas, entre ellos los viáticos) que la obra social no les cubre…
Justo estamos en épocas complicadas judicialmente, pero lo que sigue, según explicó la mamá de Lucía, será tomar acciones legales (y en esto tienen todo nuestro apoyo como presión social) para que la obra social OSMATA se haga cargo del 100% que corresponde a la salud integral de una enferma oncológica, como lo dictamina la ley.
Por ahora, y mientras esto se resuelve, les pido apoyar a esta familia golpeada por esta cadena de sucesos, y abrazarlos con los gestos como también hicieron con Cande. Les pido desde el corazón un granito de arena: una gaseosa menos, un paquete de cigarrillos menos, no sé…, pero les dejo la cuenta bancaria en la cual ustedes pueden estar apoyando a nuestra princesa:
Caja de Ahorro en pesos: Cuenta 5461238304 a nombre de De Yuliis Aída Verónica, CBU 011054612383047
Para transferencias: CUIT 30-50001091/2
A todos, desde ya -como siempre- ¡mil gracias! Lucía tiene que someterse a un trasplante de médula que no se realiza en la ciudad. ¡Sé que cuento con corazones generosos! ¡Vamos por más! ¡Entre todos podemos!

11 de enero de 2014


Mi inconsciente corazón te busca…